Cairne
Bloodhoof (lore,
WC3) o Cairne Pezuña de Sangre (WoW) era el líder de las tribus unidas tauren, patriarca de los Bloodhoof y gobernador de Thunder Bluff. Aliado de la Horda desde que desembarcaron en las orillas de Kalimdor, Cairne se erige hoy como uno de
sus más sabios y venerados líderes. Portaba como arma la legendaria Bloodhoof Runespear.
Cairne en
Warcraft III.
El audaz
y reflexivo líder de la tribu Tauren de los Bloodhoof, Cairne vivió desde su juventud
cerca a las costas del Mare
Magnum y Barrens.
Cairne es
un guerrero sin igual y un sabio líder de su viejo pueblo. Aunque ralentizado
por el peso de la edad, Cairne todavía posee gran fuerza y valor. Este gigante
de gran corazón sabe que su pueblo se encuentra en grave peligro de
exterminación a causa de los centauros. Sin embargo, nunca ha abandonado la
esperanza de poder dirigir a su gente a una nueva tierra en la que puedan
establecer su hogar y vivir en paz.
Sin
embargo, tras los salvajes ataques de los centauros merodeadores a su gente y a sus rebaños de
caza, Cairne planeó trasladar a su gente a las verdes praderas de Mulgore. Dado que los ataques de los
centauros se hacían cada vez más frecuentes, Cairne supo que con las planicies
abiertas, no sería capaz de vencerlos, rápidamente comenzó a perder la
esperanza.
Las cosas
cambiaron cuando Cairne conoció a Thrall, el joven Jefe de Guerra de la nueva Horda
orca, y
viendo como acababa con un grupo de centauros, quedó intrigado por su nobleza y
salvajismo. Cuando Thrall le dijo que había venido a buscar su destino, Cairne
lo dirigió al norte, donde había un Oráculo.
Con la
ayuda de los orcos protegiendo la caravana, Cairne y Thrall se dirigieron a
Mulgore donde el líder de los tauren le dijo al jefe de la Horda que el oráculo
se encontraba en el interior de Stonetalon Peak, tras lo cual le dio su
bendición.
Cairne y
Thrall se adentraron en el interior de las montañas. El tauren encontró una
piedra espiritual encantada que permitía activar un puente etéreo para llegar
al Oráculo. Una vez ante él, ambos se encontraron con Jaina que había llegado
la primera y que al parecer también había recibido la llamada del misterioso
visionario. Los tres recibieron instrucciones precisas del Oráculo: debían
unirse para derrotar a la Legión Ardiente o Azeroth sería destruido. Ante la
gravedad de la situación, la unión fue un hecho.
La
sabiduría y fuerza de Cairne unida al gran poder de los guerreros tauren,
fueron de gran ayuda para que Thrall recuperase a Grom Hellscream. Gracias al esfuerzo combinado
de las tres razas, purgaron las influencias demoníacas de Hellscream. Tras la
experiencia, Cairne rindió lealtad a la Horda para derrotar juntos a la Legión,
una vez más.
Cairne
ayudó a los orcos a establecerse en la nueva nación de Durotar tras lo cual se despidió y se
trasladó junto a su gente a las nuevas tierras de Mulgore. A pesar de levantar una fuerte
defensa contra centauros y arpías, el hijo de Cairne, Baine Bloodhoof, fue capturado por los
centauros. Temiéndose lo peor, Cairne se sumió en una profunda depresión. Sus
seguidores trataron de liderar a su gente pero no había sustituto posible para
Cairne. Su segundo al mando, Tagar, intentó ayudar a Cairne, pero
el gran jefe permanecía absorto sin prestar atención. Sin su liderazgo, Tagar temió
que la supervivencia de los tauren estuviera en peligro.
Cuando Rexxar y Rokhan fueron a pedirle la ayuda de los tauren para la
batalla que se avecinaba contra el almirante Proudmoore y el ejército de Kul Tiras, Cairne les espetó que lo
dejaran solo y le dijeran a Thrall que había muerto. Tagar los puso al
corriente de la situación y ambos se pusieron a investigar la desaparición de
Baine de inmediato. Con la ayuda de Bovan Windtotem, rescataron a Baine y lo
devolvieron sano y salvo a su padre.
Como
agradecimiento, Cairne no solo ofreció a su gente como parte de las fuerzas de
asalto de la Horda, sino que él mismo se puso al servicio de Thrall. Tras
unirse a los guerreros de Rexxar y participar en la derrota de los hombres de
Produmoore, se unió al asalto final a Theramore donde se puso fin al reinado de
odio del almirante. Tras la batalla, Cairne y su gente volvieron a Mulgore.
Cairne
reconoció que las tradiciones nómadas de la sociedad tauren habían puesto en
peligro la supervivencia de su gente. Su forma de vida los hacía propensos a
sufrir ataques de centauros, jabaespines y otras razas ya asentadas en
territorios hostiles. Con la ayuda de la Horda, Cairne aseguró las praderas de
Mulgore dotando a su pueblo de la confianza necesaria para poder establecer
allí un hogar permenente. La ciudad donde los tauren podrían vivir en paz se
construyó en lo alto de un gran risco, a salvo de cualquier incursión
terrestre, y se llamó Cima del Trueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario